[Español abajo]

In the wake of the devastating Supreme Court ruling overturning the constitutional right to abortion, we affirm that GGJ, along with our international feminist allies, will continue to fight for the bodily autonomy and self-determination of all women, femmes, gender expansive people, and those with wombs under attack here in the United States and around the globe.

Bodily autonomy is a crucial part of our vision toward a global feminist economy, building an emancipatory society that is centered on care, being in right relationship with each other, and in right relationship with Mother Earth. 

We recognize the timing of this atrocious decision, arriving in Pride month on the eve of our commemoration of the Stonewall Riots, and remember that the LGBTQ+ radical and militant movement in the U.S. is primarily a movement for self-determination and the abolition of systems of harm. 

“In this moment, we see a powerful resistance against a decades-long escalating attack from the organized right in the United States to eliminate our reproductive rights. LGBTQ+ communities are resisting the criminalization of our bodies and implementing processes of mutual support and community care to overcome these assaults on our lives,” said Kitzia Esteva-Martinez, GGJ Grassroots Feminisms National Organizer. 

Since colonization and slavery, our people have long survived and fought back against the white supremacist practices of preventing us from bearing and sustaining our families, experimenting on our peoples, and forcing us to birth children through violence and rape. 

We must go beyond legal arguments of privacy and individual choice when it comes to abortion. We must normalize its necessity as one of many important tools needed for a healthy and sustainable society. 

For decades, feminist movements have sustained and defended Roe v. Wade because it protected our sanctity to make reproductive health decisions. Nevertheless, we know that universal health rights will likely never be granted by a legal structure founded in misogyny and white supremacy, at least not without mass mobilizations and coordinated feminist revolutionizing of the system.

“Access to abortion is a human rights and gender violence issue. We demand federal and state legislators issue policies and executive orders like the one by the Governor of Massachusetts to protect indispensable reproductive services. The Supreme Court decision criminalizes pregnancy and threatens the lives of living and breathing people in society today. If anyone’s foundational right to bodily autonomy is compromised—we are all at risk,” stated Monique Tú Nguyen, Executive Director of Matahari Women Workers’ Center.

It is imperative that we dismantle oppressive structures in our local and state budgets, in Congress, in the streets, in schools, at community centers, at the ballot, in our spiritual practices, and our institutions. We must uproot the ideology that the state can regulate our bodies, force us to give birth in shackles, place our transgender kin in solitary confinement and kill them in prison, conduct forced sterilizations on immigrant women in detention centers, remove us from our children, and criminalize us because we don’t have access to basic needs like water and housing. We must build a world with a feminist economy where bodily autonomy gives us the freedom to live fully and in good health, free of torture, imprisonment, and forced reproduction.

We must win terrain and power to realize this vision. Ultimately, we organize toward deep democracy and self-determination as BIPOC people, transforming our economy to address our universal needs, sustain collective dignity, defend the sacredness of Mother Earth, and protect our lands and climate. 

Our network of feminist resistance and our desire for liberation is stronger than the malice of our opponents, and we will continue organizing and confronting injustice fiercely from the streets to the polls, from the courts to Congress, in the U.S. and internationally. 

Rise with us and join an action for reproductive justice near you!


Luchamos por la autonomía corporal hasta que todes seamos libres

A raíz del devastador fallo de la Corte Suprema que anuló el derecho constitucional al aborto, afirmamos que GGJ, junto con nuestras aliadas feministas internacionales, continuará luchando por la autonomía corporal y la autodeterminación de todas las mujeres, femeninas y personas de género expansivo, y aquellas con úteros bajo ataque aquí en los Estados Unidos y en todo el mundo.

La autonomía corporal es una parte crucial de nuestra visión hacia una economía feminista global, para construir una sociedad emancipadora que se premise en el cuidado, en relación justa entre nosotres y en relación justa con la Madre Tierra.

Reconocemos el momento de esta atroz decisión, que llega el mes del Orgullo en vísperas de nuestra conmemoración de las rebeliones de Stonewall, y recordamos que el movimiento militante y radical LGBTQ+ en los EE. UU. es principalmente un movimiento por la autodeterminación y la abolición de los sistemas de violencia.

“En este momento, vemos una poderosa resistencia contra un ataque creciente de décadas de la derecha organizada en los Estados Unidos para eliminar nuestros derechos reproductivos. Las comunidades LGBTQ+ resistimos la criminalización de nuestros cuerpos e implementamos procesos de apoyo mutuo y atención comunitaria para superar estos ataques a nuestras vidas”, dijo Kitzia Esteva-Martínez, Organizader Nacional de Feminismos Populares de GGJ.

Desde la colonización y la esclavitud, nuestra gente ha sobrevivido durante mucho tiempo y ha luchado contra las prácticas de la supremacía blanca para impedirnos tener y mantener a nuestras familias, experimentando con nuestros pueblos y obligándonos a tener hijos a través de la violencia y la violación sexual.

Debemos ir más allá de los argumentos legales de privacidad y elección individual cuando se trata del aborto. Debemos normalizar su necesidad como una de las muchas herramientas importantes y necesarias para una sociedad saludable y sostenible.

Durante décadas, los movimientos feministas han sostenido y defendido Roe v. Wade porque protegió nuestra santidad para tomar decisiones sobre la salud reproductiva. Sin embargo, sabemos que los derechos universales de salud probablemente nunca serán otorgados por un sistema legal basado en la misoginia y la supremacía blanca, al menos no sin movilizaciones masivas y una revolución feminista del sistema.

“El acceso al aborto es un tema de derechos humanos y de violencia de género. Exigimos que todes les legisladores federales y estatales emitan políticas y órdenes ejecutivas como la del Gobernador de Massachusetts para proteger los servicios reproductivos indispensables. La decisión de la Corte Suprema criminaliza el embarazo y amenaza la vida de las personas que viven y respiran en la sociedad actual. Si el derecho fundamental de alguien a la autonomía corporal se ve comprometido, todes estamos en riesgo”, afirmó Monique Tú Nguyen, directora ejecutiva del Centro de Mujeres Trabajadoras de Matahari.

Es imperativo que desmantelemos las estructuras opresoras en nuestros presupuestos locales y estatales, en el Congreso, en las calles, en las escuelas, en los centros comunitarios, en las votaciones, en nuestras prácticas espirituales y nuestras instituciones. Debemos desarraigar la ideología de que el estado puede regular nuestros cuerpos, forzarnos a dar a luz en grilletes, colocar a nuestra gente transgénero en confinamiento solitario y matarla en prisión, realizar esterilizaciones forzadas a mujeres inmigrantes en centros de detención, separarnos de nuestros hijos y criminalizarnos porque no tenemos acceso a necesidades básicas como agua y vivienda. Debemos construir un mundo con una economía feminista en el cual la autonomía corporal nos dé la libertad de vivir plenamente y con buena salud, libres de torturas, encarcelamientos y reproducción forzada.

Debemos ganar terreno y poder para hacer de esta visión una realidad. En última instancia, nos organizamos en dirección de una democracia profunda y de la autodeterminación del pueblo BIPOC, transformando nuestra economía para abordar nuestras necesidades universales, mantener la dignidad colectiva, defender el carácter sagrado de la Madre Tierra y proteger a nuestras tierras y el clima.

Nuestra red de resistencia feminista y nuestro deseo de liberación es más fuerte que la malicia de nuestros oponentes, y continuaremos organizando y confrontando la injusticia ferozmente desde las calles hasta las urnas, desde las cortes hasta el Congreso, en los EE. UU. e internacionalmente.

¡Rebélate con nosotres y únete a una acción por la justicia reproductiva cerca de ti!