Photo: Hendrik Voss, Climate Justice Alliance

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GGJ joins peoples’ movements in Bolivia and Chile to celebrate breathtaking victories to defeat right-wing forces of fascism and dictatorship. This month in Bolivia, the Movement for Socialism (MAS), won the first round of elections in a landslide. This follows an illegal coup d’etat last year that ousted President Evo Morales and brought Jeanine Áñez to power through corruption and violence. MAS returning to power by winning an astonishing margin, a year after a U.S.-backed coup, is testament to years of sustained organizing of social movements with indigenous leadership and popular power organizing.

In Chile, jubilant residents of Santiago celebrated as they overwhelmingly voted to reject the constitution from the brutal regime of General Augusto Pinochet’s dictatorship, setting in motion a path to a new constitution. 

“We demand that the new Constitution be plurinational, anti-patriarchal and anti-racist, and that it guarantees the demands established during all these years of social struggles: Right to decide on our bodies; territories free of extractivism and sacrifice zones; social justice and popular participation; the right to housing, health and quality education; etc.” read a statement from the World March of Women’s Chilean Chapter (WMW).

Chile’s plebiscite victory is the sweet fruit of decades of courageous movement building and resistance against unspeakable repression from dictatorships to the crushing neoliberal policies that were implemented with the complicity of the US.  

“We owe this victory to the young people who had the courage to jump the turnstiles (in protest of the fare hikes), and the participants of Plaza Dignidad who were central to the the social uprising and the thousands of men and women who joined to fight for social justice and came out to the polls rejecting the constitution that has caused so much harm to the people,” said Mafalda Galdames, Co-Founder of the National Association of Rural and Indigenous Women in Chile (ANAMURI) and member of the WMW. 

GGJ’s Executive Director, Cindy Wiesner, concurred: “This is where the hope lies— the bold and continued resistance of social movements and an unwavering resolve by the people to defeat destructive forces. GGJ membership extends our solidarity with the social movements of Chile and Bolivia, who offer the world and our movements here in the U.S. a powerful reason for hope at a time of unprecedented crisis. We know that we too can change the course of history.” 

The confirmation of Justice Amy Coney Barrett a week before a pivotal U.S. election has been widely condemned by civil society groups, science and climate journalists, and movements, who see this brazen maneuvering by Republicans as a way to privilege their power and party over the wellbeing of American people. “The mass uprising of young people in Chile were feminist in nature. The Chilean people successfully mobilized against a repressive government to transform their democracy to redefine their political and social values in a new constitution. Here in the U.S., we are confronting white supremacy and the suppression of democracy as we see with the confirmation of Amy Coney Barrett, which we strongly repudiate given the threats she poses to reproductive and LGBT rights,” said Kitzia Esteva-Martinez, Grassroots Feminisms National Organizer at GGJ.

As election day approaches, we also bear witness to the powerful ways communities are training and preparing to defend the electoral process in the face of blatant violence and intimidation tactics from white nationalists, and to provide safe access to the polls at early voting sites and on election day.  We are inspired by the level of mobilization of frontline communities across the U.S., and we are energized by the victories of movements in Chile and Bolivia that embody resilience and grit and a deep love for their peoples. 

We Resist to Live, We March to Transform!

¡GGJ Celebra victorias históricas de los movimientos en Chile y Bolivia + Más!

GGJ se une a los movimientos populares de Bolivia y Chile para celebrar las impresionantes victorias en la derrota de las fuerzas derechistas del fascismo y la dictadura. Este mes, en Bolivia, el Movimiento al Socialismo (MAS) ganó la primera vuelta de las elecciones de una forma aplastante. Esto, después del ilegal golpe de estado del año pasado que derrocó al presidente Evo Morales y llevó a Jeanine Áñez Chávez al poder a través de la corrupción y la violencia. El regreso del MAS al poder con un margen asombroso, un año después de un golpe respaldado por Estados Unidos, es un testimonio de años de organización sostenida de los movimientos sociales con liderazgo indígena y de organización sostenida del poder popular.

En Chile, les jubiloses residentes de Santiago celebraron el voto abrumador para derrocar la constitución impuesta por el brutal régimen de la dictadura del General Augusto Pinochet, poniendo en marcha el camino hacia una nueva constitución.

“Exigimos que [la nueva Constitución] sea plurinacional, anti patriarcal y antirracista, y que garantice las demandas instaladas durante todos estos años de lucha social: Derecho a decidir sobre nuestras cuerpas; territorios libres de extractivismo y zonas de sacrificio; justicia social y participación popular; derecho a la vivienda, a la salud y a una educación de calidad; etc.”, dice una declaración del Capítulo Chileno de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM).

La victoria del plebiscito de Chile es el dulce fruto de décadas de valiente construcción de movimientos y resistencia contra la represión indecible de las dictaduras a las devastadoras políticas neoliberales que se implementaron con la complicidad de Estados Unidos.

“Esta victoria se la debemos a los jóvenes que tuvieron el coraje de saltar los torniquetes [en protesta a las subidas de tarifas del metro], después, y junto a ellos, los y las participantes de Plaza Dignidad que fueron la avanzada del estallido social y los miles de hombres y mujeres que aún luchan por la justicia social y se comprometieron por estar en las urnas para botar la constitución que tantos males ha provocado al pueblo”, dijo Mafalda Galdames, cofundadora de la Asociación Nacional de las Mujeres Rurales e Indígenas en Chile (ANAMURI) y miembro de la MMM. 

La directora ejecutiva de GGJ, Cindy Wiesner, estuvo de acuerdo: “Aquí es donde reside la esperanza: la resistencia audaz y continua de los movimientos sociales y la inquebrantable resolución del pueblo de derrotar a las fuerzas destructivas. La membresía del GGJ extiende nuestra solidaridad con los movimientos sociales de Chile y Bolivia, que ofrecen al mundo y a nuestros movimientos aquí en los Estados Unidos una poderosa razón para la esperanza en un momento de crisis sin precedentes. Nosotres sabemos que también podemos cambiar el curso de la historia”.

La confirmación de la Juez Amy Coney Barrett para fungir en la Suprema Corte de Justicia, una semana antes de una elección de grandes consecuencias en Estados Unidos, ha sido ampliamente condenada por grupos de la sociedad civil, periodistas de cuestiones científicas y climáticas y los movimientos, que ven esta descarada maniobra del partido republicano como una forma de privilegiar su poder y su partido por encima del bienestar del pueblo americano. “Los levantamientos masivos de la juventud en Chile fueron de naturaleza feminista. El pueblo chileno se movilizó exitosamente contra un gobierno represor para transformar su democracia y redefinir sus valores políticos y sociales en una nueva constitución. Aquí, en Estados Unidos, nos enfrentamos a la supremacía blanca y la supresión de la democracia, como lo es la confirmación de Amy Coney Barret, la cual repudiamos firmemente debido a la amenaza que ella representa a los derechos LGBT y reproductivos”, dijo Kitzia Esteva-Martínez, organizadora nacional de los feminismos populares en GGJ.

A medida que se acerca el día de las elecciones, también somos testigo de las poderosas formas en que las comunidades se están capacitando y preparando para defender el proceso electoral frente a la violencia flagrante y las tácticas de intimidación de las y los nacionalistas blancos, y para proporcionar un acceso seguro a las urnas en los lugares de votación temprana y durante el día de las elecciones. Nos inspira el nivel de movilización de las comunidades en las primeras líneas a lo largo de Estados Unidos y nos animan las victorias de los movimientos en Chile y Bolivia, que encarnan la resiliencia y las agallas, así como un profundo amor por sus pueblos.

Resistimos para vivir, Marchamos para transformar

Seguiremos en marcha hasta que todes seamos libres